lunes, marzo 30, 2009

jueves, marzo 19, 2009

Sinopsis

De la familia Savage
al final no se nada de nada.

Me empezaste a chupar la pija
cuando iban a meter al viejo en un geriátrico.

Ya te lo había anticipado
mosquita muerta,
a esos niveles de relación naciente
todo es euforia,
todo parece marchar aceitado
todas las películas terminan igual.

Hoy, meses después
busco la critica en la internet
mientras los sentidos se complementan
con vagos vestigios de memoria
para recrear tu perfume, un par de gestos
si cierro por un segundo los ojos.

Parado en el baño
con los pantalones caídos
recuerdo haberte dicho:
“esa película yo jamás la habría alquilado”
y me sonreíste, picara
con todos blancos dientes
radiante cremallera.

miércoles, marzo 18, 2009

Una historieta que salió para la N°2 de la Troche & Moche

viernes, marzo 13, 2009

El negocio encubierto del orden

Los negocios e la mafia son turbios, eso es bien sabido.
Señalan de lejos a un señor elegante que camina por la calle y te dicen “ves aquel, el que camina elegante, es el capo de tutti, el que mueve los hilos”.
La mafia opera detrás de una capa de naturalidad social. De ahí, la celebre frase que dispara el capo entre penumbras: “que parezca un accidente”.
Esto de esconder el negocio en el almíbar de lo socialmente estipulado y correcto no es modus operandi en exclusiva de la mafia anteriormente (y casualmente, por las dudas) citada.
Yo quería denunciar el peor de los casos: LAS FERRETERIAS.
El supuesto es que me arrimo hasta una de ellas a comprar una arandela ponele, pero “oh casualidad” tengo miles de ellas en casa dando vuelta.
Ni hablar de tornillos, clavitos, pegamentos, cintas de diversos usos. De lo cual deducimos a la larga que siempre terminamos comprando cosas que tarde o temprano encontramos en los recovecos más inhóspitos de nuestras casas.
La ferretería entonces no hace más que vendernos orden.
Ellos catalogan con paciencia y clasifican deshilvanando las pelusas silvestres. Con calibre, miden los grosores y destilan en numerosas cajas etiquetadas. Articulan las tuercas que quedaron sin par tornillo, arman parejas entre los cadáveres de cpu, de ventiladores enquencles, de televisores que viran todo al sepia, de cualquier chatarra que espera paciente ser recogida en la vereda.
La solución señora/or, si usted quiere evitar el derroche (mas en estos tiempos de default) es que se me arme un exel con todas las nimiedades o productos aparentemente “descartables” que encuentre dando vuelta por la casa y los vaya atesorando hasta que llegue ese día donde sacara provecho. En su defecto, entrando a los 60 sin emergencias de cueritos, podrá poner su propia ferretería!

jueves, marzo 05, 2009

Tarugo Carambula

miércoles, marzo 04, 2009

Dar vueltas a un plaza te hace sentir un tremendo pelotudo.
Más si vas corriendo lookeado con esos shorcitos cortos que te delatan: le hiciste slalom a los soles del verano y a lo sumo ostentas roncha de mosquito, de picada azarosa de sobremedia tres cuartos, de cuando saliste a comprar pasta un domingo.
Otra, te sentís un pelotudo, son los de Pascual Rambert cuando jugaba en independiente.
CARTEL DE NEON ROJO dice: tu respiración agitada, parece que vas a morir en el próximo paso. Y medio que caes, si, pero para adelante y das el próximo.
Gesticulas, entre ceño y labio superior, no das más, no das más.
Dar vueltas a esa plaza te hace sentir un pelotudo.
Ahora que lo volves a pensar, sobre todo el tema ese de correr con lentes, eso es lo que te hace sentir mas pelotudo que ningún otro ente biótico/abiótico que decide preocuparse por su salud física. Tenes miopía y astigmatismo, es valido, estas justificado, no da correr en un éter brumoso, en una especie de wanderland desenfocado. Pero no puedes evitar pensar en la lectura de un tercero peatón desinformado: “corre con lentes de marco grueso, jaja, acaso es desesperación por no entender los últimos conceptos de Baudillard? o será porque esta llegando tarde a la repartija de el ultimo número de cahiers du cinema? “
Aparte, las gotitas que caen, que se hacen vapor y empañan el espejo.
El corazón ahora untado en varios epicentros. Latis todo, acá y acá y donde te tocas latís un poco más.
Recapitulas: Te sentís un pelotudo latente, aun así queres cumplir tus objetivos de vueltas y te decis me faltan tantas para terminar. Te decís, ante todo debo lograr cierta disciplina. Y entre todos los problemas estos físicos citados entras a calcular y recalcular, el promedio que llevas y cuantas vueltas darías si, una sola vuelta la das en X cantidad de tiempo. Sos el maestro de la regla de tres simples y el mas relación directa el más pelotudo de los pelotudos.
Ahora encima para peor, decidiste que en vez de contar vueltas vas a contar las veces que te cruzas con ese pelado que corre en la misma plaza a contrapelo.