viernes, enero 21, 2011

Una verga, en 3d, sigue siendo una verga
La llegada del 3D al cine, nunca me cayó simpático, lo confieso.
Me parece un manotazo de ahogado, un recurso técnico a disposición de la funcionalidad de mercado y no un recurso narrativo que favorezca o ilusione a los directores.
Salvado (y/o dejando para otro momento) la eterna discusión si el aplique de “3d” resulta finalmente en un producto “artístico”, lo que me interesa ahora es ir un paso más adelante.
Volar hacia el futuro.
Cuando el 3d llegue a los hogares ( ¿que piensan que van a vender en fravega y garbarino el próximo mundial?), no va quedar otra que llevar más allá la formula. Dado que el 4d esta en pañales, yo diría que los más fácil es apuntar al olfato.
John Waters en 1981 para su film “polyester” diseño un sistema llamado ODORAMA, que consistía básicamente en una tarjeta llena de numeritos, que deberían ser raspados en ciertos momentos de la película (aparecía un numero titilando en la esquina inferior de la pantalla indicándole a los espectadores que numero raspar). Así, una escena que trabajaba sobre este dato faltante (dato olfativo) lograba recomponerse. Raspando podías encontrar olor a mierda, comida podrida, etc, etc.
Anticipo, cual Nostradamus, que el próximo paso en materia de cine pochoclero es una especie de cañón proyector a gran escala de olores. Cuáles serán los RGB del olor? asi con ¾ cartuchos químicos que combinándose sinteticen todos los olores posibles.
Vamos a pagar fortunas por oler como dios manda!
el sudor de harry potter…
el olor a tostada quemada que larga el sable de skywalker…
el olor a sexo, en la carroza esa, que DiCaprio la pone.

lunes, enero 17, 2011

Absolutely Cuckoo

viernes, enero 14, 2011

Tienes un Email
Si te llego este mail, por favor no lo borres.
Te pedimos encarecidamente que te tomes unos minutos (no más de lo que te lleva jugar un solitario spider) para leernos y ver si nos podes dar "una manito" en esta terrible situación que estamos viviendo.
Somos tres hombres entre veinticinco y veintiocho años que compartimos un departamento en Almagro.
Desde que nos mudamos (ya van a hacer tres años) sufrimos diariamente de la opresión y los envistes de nuestro encargado P. Me referiré a él de esta manera, no por robarle el estilo al Sr. Kafka, más bien por un tema de seguridad personal, tal vez sus tentáculos abarquen las más oscuras e impensadas zonas de la Internet.
P. viste de overol azul mientras hace su trabajo, se peina con gomina en exceso, y pasa horas lustrando el portero (no en vano, el limite entre el interior y el exterior, es una zona estratégica de vital importancia).
P. les ladra a los desconocidos, a los que esperan colectivos en las baldosas de su perímetro, a los familiares “no acreditados” que estando de visita y en ánimos de colaborar con nuestra austera alimentación se ofrecen a bajar por unas facturas.
P. tiene instaladas camaritas de video en el hall de entrada, en los ascensores, en la terraza, alarmas en la puerta (se activan si no se cierra a los diez segundos), alarmas en los ascensores (que se activan si no se cierran a los quince segundos).
Para P. el edificio es su campo de batalla, su terreno de juego, su reino invulnerable.
Después de esta brevísima introducción (para que dimensionen la fuerza maléfica a la que le hacemos frente) paso a describirles nuestro actual problema:
Like every summer P. se fue de vacaciones a su Catamarca natal. A la vuelta llenó la caja de su camioneta con cientos de racimos de uva, tanto blanca como negra. Aunque parezca un acto de bondad suprema, este es el más maquiavélico de todos sus planes. En la segunda fase del plan, uno a uno recorre los consecutivos departamentos repartiendo supuestamente en exclusiva racimos, no dejando que el vecino inmediato note el automatismo.
A los departamentos “A”, les dio una equilibrada mezcla de blancas y negras, a los “B” solo negras, a los “C” blancas.
De más esta decir que nosotros no comimos, ni comeremos esas uvas (llámalo desconfianza/sospecha/karma). Todavía las tenemos en la heladera y comprobamos en el día a día como se pudren. Nuestro problema y la razón por la cual pedimos vuestra ayuda, es dar con la manera de deshacernos de ellas. Estamos perplejos, atemorizados, sin dormir durante semanas concibiendo y rechazando los mas descabellados planes.
Deshacernos de todas las uvas arrojándolas a la basura seria descabellado, de encontrarlas de nuestro color y en nuestro piso significaría declararle llanamente la guerra. P. es el que recoge día a día la basura piso por piso y desarrollo un método de rápido escrutinio sobre los desechos que le confiere alto caudal de información sobre nuestro comportamiento alimenticio/higiénico/universitario.
Sacar la bolsa directamente a la calle es altamente peligroso. Por la noche implicaría sortear dos cámaras y las alarmas y de día, al mismísimo P. cual radar parado frotando el portero.
Este mail es un ultimo grito, desesperado, de ayuda.
Necesitamos una idea, grande, salvadora.
No queremos morir ahogados en esta trinchera por unas uvas malolientes, que día a día fermentan y fermentan y nunca vino se hacen (gran mentira universal, ya van a ser 8 meses casi...)

Muchas gracias