Viejecilla
Habitualmente bajo del edificio donde trabajo al mediodía, para procurarme comida.
Sin un rumbo fijo, parado a mitad de cuadra sobre la avenida Santa Fe (entre Marcelo T y Callao) inclino el marulo buscando avistar cielo, y visualizo en una transparencia psicodélica, con la ayuda del sol que encandila al oficinista topo humedecido, el plato caliente que me gustaría comer.
Ese es básicamente el proceso que define el trayecto futuro.
De fallar, de no ver nada más que una mancha disléxica, intransferible al material mundo culinario, reemplazo automáticamente, esa pictografía fallida, por un sandwich de milanesa. (podría explicar esto como un protocolo de trasferencia, pero no quiero complicarme)
Entonces estoy ahí: entre encandilado y tarado, del empujoncito del sol, de mirar tanto los fósforos que quema mi monitor tendiendo plantillas de exel, y entonces camino guiado por el ruido del transito y sorprendiéndome de sobremanera por todo.
Y entonces: esa viejecilla simpática de ojos saltones. Siempre diez pasos antes de llegar a la esquina de Marcelo T, encuentro a la misma susodicha simpática viejecilla. Me digo a mi mismo "alto" "atenti" "esto es una acitud sospechosa" "que no te engañen pimpollo con los discursos del libre comercio". Se cubre el pelo con un pañuelo, calzada con ojotas y va a venir a pleno centro a vender lupas. "a papá mono, acá hay gato encerrado".
Despliega tres distintos tipos de lupas como abanico en su mano derecha. Con la izquierda levemente encorvada hacia atrás, afirma el peso de su cuerpo en la manija de su carro que usa a modo de depósito. Es uno de esos changos que usan las viejecillas simpáticas para hacer las compras.
Entonces me apuro para volver a la oficina y me obligo de cara al espejo a recordar hasta el más ínfimo detalle. Porque puede ser un libro, saber que lleva en el chango ese, o descular si realmente basa su subsistencia económica en la venta de dichas lupas. Porque:
Puede ser flor de novela, conocer un 20% de la vida de un señor, que dice "en este mediodía que no tengo mucho por hacer, me gustaría comprar una lupa, así que voy a bajar, acá, a Santa fe para comprarle a esa viejecilla simpática y alegrona que calza chancletas y ...". Porque:
Puede alimentar una causa superior a la literatura o a la mera curiosidad, conocer la razón, el porque de la gente medianamente pensante (y otros súper pensantes adjuntos) se preparan de antemano y durante semanas para viajar enormes distancias (portando tal vez sanguiches de milanesa en sus mochilas) para venir a comprar las lupas estas que vende la viejecilla simpática y achancletada de ojos saltones y pañuelo que le cubre el pelo.
Por lo pronto yo no me animo a más que plantar este tema sobre el tapete.
Me da miedo hablarle, preguntarle la hora, o si son buena calidad o cuanto salen o en que difieren entre si los distintos modelos.
Me da miedo que detrás de ese disfraz que viejecilla que desborda de ternura y misterio afloren, se reencarnen, se canalicen, las infinitas fuerzas del mal.
Me da miedo, que sea un pez gordo.
lunes, marzo 31, 2008
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8 comentarios:
esto es buenísimo
fijate algunas faltas de ortografía y algún error de tipeo que rompe las bolas
`pero es buenísimo
la viejecilla parece desos personajes de película (?), de los que están como al margen, que aportan a EL mensaje con pequeñas boludeces que al final son super simbólicas y metafóricas y sumamente significativas.
yo creo que deberías comprar una de sus lupas. digo,
por un tema de entropía, ponele.
(y que bueno leerte ion, de veras.
adjunto beso)
ah
soy yo,
agrego
Ups, ya le heche un vistazo y corregi algunas faltas.
Thanks swain.
me acordé de la viejecita ciega con la campanita de borgues.
vos te preguntas: ¿la viejecita subsiste vendiendo lupas?
y la viejecita: ¿este marsupialote subsiste comiendo sanguches de milanesa?
la vieja se me presenta como esos personajes que crea swain de la nada, de golpe ese petiso con cara de duende, porque se lo cruza 3 dias seguidos, es satanas. o como un gato que lo mira desde el pretil de una escalera fijamente, sin sacarle la vista de encima, puede llegar a volver loco a swain. solo porque el gato está seguro de algo, de que tiene que mirar para ese lado
Muy buen relato interesante. Pobre vieja. o no, no?
Saludos carolaina.
ionito, a ver cuando las escribis las aventuras del KALI TIJI...
Saludos
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