viernes, octubre 24, 2008

30 milimetros en 10 segundos
Tras haber conseguido el aval poético me zambullo en los profundos vericuetos de la mente misma del individuo en cuestión. En un primer instante, es la piel erguida en cristales la que te recorta en contorno del material amniótico, la síntesis de una traslación aceitosa, las burbujas efervescentes. Soy: esto que escucha una extraña melodía, acompasada, resultante de lo remanente de un zapping insomne, tal vez, unos armónicos agudos de la inquilina renga del séptimo superpuesto a un jinggle radial de un novedoso talco pedico. Soy: un mareo de miopía, tengo un lampazo en la mano, una botella de coca con el cuello cortado recargada de detergente diluido. Soy un color fucsia forrando para el lado de adentro, las paredes que atrincheran lo que suponemos ideas flotando detrás de los velos: un grussian blur de veinte pixeles aproximados en todo lo que veo.
En la acción sistemática me reconozco como ente a gremio afiliado, sin ser capaz de recordar el significado de derroche, de bobera alguna que me debería dar por efecto el gesto de estar baldeando la vereda instantes después de acontecido el diluvio.
Treinta milímetros en diez segundos.
No pienso en nada y respondo al “buenos días”.
De una vena del edificio, voy llenando otro balde.

3 comentarios:

ionito dijo...

como quien no quiere la cosa....

Pato Farina dijo...

Algo q me hiso releer un par de veces...

Anónimo dijo...

qué?

ahhh!

el yangui
(según el formal)