viernes, marzo 13, 2009

El negocio encubierto del orden

Los negocios e la mafia son turbios, eso es bien sabido.
Señalan de lejos a un señor elegante que camina por la calle y te dicen “ves aquel, el que camina elegante, es el capo de tutti, el que mueve los hilos”.
La mafia opera detrás de una capa de naturalidad social. De ahí, la celebre frase que dispara el capo entre penumbras: “que parezca un accidente”.
Esto de esconder el negocio en el almíbar de lo socialmente estipulado y correcto no es modus operandi en exclusiva de la mafia anteriormente (y casualmente, por las dudas) citada.
Yo quería denunciar el peor de los casos: LAS FERRETERIAS.
El supuesto es que me arrimo hasta una de ellas a comprar una arandela ponele, pero “oh casualidad” tengo miles de ellas en casa dando vuelta.
Ni hablar de tornillos, clavitos, pegamentos, cintas de diversos usos. De lo cual deducimos a la larga que siempre terminamos comprando cosas que tarde o temprano encontramos en los recovecos más inhóspitos de nuestras casas.
La ferretería entonces no hace más que vendernos orden.
Ellos catalogan con paciencia y clasifican deshilvanando las pelusas silvestres. Con calibre, miden los grosores y destilan en numerosas cajas etiquetadas. Articulan las tuercas que quedaron sin par tornillo, arman parejas entre los cadáveres de cpu, de ventiladores enquencles, de televisores que viran todo al sepia, de cualquier chatarra que espera paciente ser recogida en la vereda.
La solución señora/or, si usted quiere evitar el derroche (mas en estos tiempos de default) es que se me arme un exel con todas las nimiedades o productos aparentemente “descartables” que encuentre dando vuelta por la casa y los vaya atesorando hasta que llegue ese día donde sacara provecho. En su defecto, entrando a los 60 sin emergencias de cueritos, podrá poner su propia ferretería!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que haces tanto tiempo.
Adhiero a la lista lapiceras y sedas.

Anónimo dijo...

Siempre me cuesta tirar las cosas que pienso que pueden ser útiles en algún momento o que me parecen más o menos lindas, tales como lamparitas quemadas, frascos de diversos tamaños, corchos, trozos de alambre o cables que por algún motivo dejaron de funcionar.
Mis amigos se alarman ante este comportamiento. Si supieran que empecé a llenar un frasco con fósforos usados... No que tienen su encanto?

ionito dijo...

puf, paulina, ni que lo digas...
Yo la semana pasada junte colillas de cigarro en un frasco de Nutella. Es poco menos que la caja de Pandora eso.
Tambien tengo mis muchos envases vacios.
El año pasado guarde un desodorante de axilas por 6 meses en la puerta de la heladera. Tambien intente rellenar de mayonesa, los envases de dentifrico. La sal, en el pote de talco veritas. y asi...
Se tira cuando no queda opción.