miércoles, julio 22, 2009

Esperando que la aspirina
(reescritura del poema de Fabian Casas)

La situación es la siguiente: A Casas, el gran poeta, le duele un poco el marulo. Consulta con su pediatra y este, luego de meditarlo y fumar con tranquilidad una pipa, le aconseja la ingesta de una aspirina. Inmediatamente, el poeta la toma valiéndose de un vaso de agua.
No le pega bien.
Empieza a flashear que tiene poderes telequineticos, ya que no tiene nada más que hacer que “ocio”.
Trata de mover una cuchara, una silla, la mesa del living, que se yo.... las cosas que encuentra a su alrededor. (desconcertado, se cree un poeta Yanki en el esplendor del objetivismo...).
Transcurre el tiempo.
Doblegado ya por la droga, se encapricha en la resurrección de su difunta madre.
La insistencia, logra la mínima cuota de eficacia. La madre aparece tenuemente, como un fantasma desteñido, gastado. (ya sea por la inexperiencia de Casas a la hora de implementar el método o por una cuestión de conserva del cuerpo de su madre en si).
El hecho es que la imagen no cubre su necesidad de realismo.
No le copa.
Decide ignorar al espectro y se pone a hojear revistas (la Gente, una Pronto, Condorito, una Billiken...).
Atontado, husmea en sus discos viejos y azarosamente elige uno de Charly Garcia. Repercute en su cabecita de poeta grogui la idea de que los dinosaurios van a desaparecer. Entonces:
Toma conciencia del momento del gran remate
y de lo drogado que se encontraba.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

haga efecto.. que alivie mi muela, tu cabeza. Quiza el pediatra le sugerio la igesta de una pepa y casas la disimulo diciendo que era aspirina ay ay ay, estos doctores que aceptan alternativas

andres alberto dijo...

clap clap por la palabra marulo. lo del viaje, por ahora no, así que despreocuparse de eso. nos vemos.