
Existen ciertas razones indiscutibles que son puramente somáticas y no podemos manejarlas, y por lo tanto nos limitamos a ejecutar las instrucciones que nuestro cuerpo nos dicta. Esto explica porque cada tanto nos clavamos una Rhodesia, nos ponemos las pilas con un asado, o cogemos aunque no nos guste el/la chic@ que tenemos al lado.
Así más o menos podemos explicar esta sensación que aparece cada tanto de volver a ver, una vez más, Pulp Fiction.
Como bien sabido es que “el día de la madre, es todos los días”, también cualquier día es bueno para volver a mirar esta gran película.
Según las revelaciones de los más íntimos (y las investigaciones de los profesionales) es muy normal tener este comportamiento entre 2 y tres veces al año.
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