jueves, diciembre 27, 2007

Muere un joven en Portugal.
Los estudios son contundentes: lo mató la cirrosis.
Al entrar a su casa, la milicia descubre una computadora encendida, un monitor que agoniza en gama y frecuencia de barrido.
Puchos.
Vidrios sucios.
Un diario viejo tratando de esconder el piso.

Las pericias son de rutina.

En Informe lo llamativo es la carpeta "correo enviado".
Concluyen lo siguiente:

"Durante los últimos 5 años mando mails periódicamente sin recibir ningún tipo de respuesta, a una casilla, que según creemos esta abandonada" (pero aun, dice un poli de bigote, tiene capacidad de sobra)

.

Ahora, los mails estan siendo leídos en la seccional quinta. Un sargento de voz ronca disfruta palabra por palabra, aunque finge encontrar una sesuda clave geométrica/matemática que permitirá esclarecer la debacle, en cada nuevo párrafo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre me entristece la idea de un telefono sonando en una pieza vacia. me entristece mucho.

me gustó.

V.

seleccionaleatoria dijo...

.
(no sé por qué me acordé del caso del pianista ese mudo, que había aparecido, en irlanda o inglaterra...y al final era un fiasco. tendencia a poetizar los policiales,cómo justicia poética o algo así -"algo así"-)

Unknown dijo...

ahi va
me gustó esta
a darle con los policiales
lo puedo dibujar?

Lux dijo...

ey! te dejo un saludo, vi tu comment en mi blog y te respondí ahí.

besos

Anónimo dijo...

Después de largos reclamos a Telecom, de esperas EL 168, y contemplar los rocks del whisky cambiando su estado a líquido, he aprendido que no soy parte del selecto grupo de justicieros literarios. Aprendí que los chinos se enojan si compartís una silla del ciber-spa (del sector sauna principalmente). Y que a veces comentar es cosa de mandinga. Así que esto es un anticomentario. un anticonceptivo a la libertad de expresión. Tanto grafólogos como alvinos, sabrán muy bien de que hablo.
Y cito: ¨Y de aquél sector,ví que venía caminando una mujer con sus batallas a cuestas,... y se acercaba más y más,... así derrotada a mi astío, y se acercaba más y más y la tenía acá. Y transpiraban mis sentidos, hasta que por fin pasó, la miraba de arriba a abajo, y exclamé con voz de gigante, QUE BUEN ORTOOO¨

-Lic. Mijal Alvarez-